PACO IGNACIO, bienvenido a este espacio abierto por el Congreso del Estado de Sinaloa, te saludo a nombre de las diputadas y diputados que formamos este Congreso.
Leer es necesario. Leer para la felicidad de la gente. Un pueblo que lee está en mejores condiciones de hilvanar su libertad, de ejercer sus derechos, de organizarse.
Sin fuerza no hay derechos, lo dijo Goethe.
En esa línea, me permito citar a José Martí:
El pueblo más feliz es el que tenga mejor educados a sus hijos, en la instrucción del pensamiento, y en la dirección de los sentimientos. Un pueblo instruido ama el trabajo y sabe sacar provecho de él. Un pueblo virtuoso vive más feliz y más rico que otro lleno de vicios y se defenderá mejor de todo ataque.
Sugerente, para el tema de esta cita, acudir a tu libro, Pancho Villa, una biografía narrativa, hoy, por cierto, es una buena ocasión para recomendar su lectura.
Conocer a Villa resulta interesante para traerlo a nuestros días y nos ilustre con su política por el bien de la gente; Villa, no sólo soñaba la educación de los hijos del pueblo, cuando ejerció gobierno tomó medidas para avanzar en esos propósitos, antes, envía niños a estudiar a Estados Unidos, como igual, ya retirado en la hacienda Canutillo, en un momento trata de negociar una escuela de agricultura, ahí, en la hacienda, abre una escuela para niños, misma que empieza en una casa mientras termina la edificación de aulas; escuela que Pancho Villa mostrara con orgullo a una periodista al entrevistarlo, según las narraciones del libro citado.
Un pueblo educado le da dirección humanista a sus sentimientos. A Villa siempre lo acompañaron sentimientos de identidad con el pueblo, de amor a los pobres; al General le conmovía hasta las lágrimas la gente del pueblo, sigo acudiendo a tu libro, en una ocasión, mujeres en llanto le piden perdone a unos detenidos, cito texto: al propio Villa se le salieron las lágrimas. El General portaba alma de pueblo. Igual lloraba por sus amigos y por sus compañeros de lucha. Las huellas de su cuna, de sus andares a salto de sierras, la presencia de sus convicciones humanistas, son expresiones de los sentimientos del pueblo, de la educación del pueblo.
Un pueblo educado es el principal baluarte de la democracia. Villa lo sabía. Una democracia es inútil a menos que la gente esté educada. Peor que inútil, peligrosa, lo citas en tu Pancho Villa.
Y si de formación de cuadros políticos hablamos leer es imprescindible. Los políticos comprometidos con la gente deben hacer de la formación una necesidad de primer orden, Villa y el General Felipe Ángeles se avituallaron de libros. Villa aprovechó su encierro en Lecumberri para hacer sus primeras lecturas, y en Canutillo leía, leía libros. Ángeles en plena sierra de Chihuahua daba conferencias para la formación de las fuerzas villistas; en sus maletas portaba escritos y libros. Horas ante de su fusilamiento leía sobre la vida de Jesús.
La lectura es necesaria, y al Estado le corresponde organizarla como política pública para que la lectura llegue a la calle, al pueblo.
Gracias, Paco Ignacio, por compartir tus reflexiones en este espacio del Congreso de Sinaloa.
DIP. GRACIELA DOMÍNGUEZ NAVA
PRESIDENTA DE LA JUNTA DE COORDINACIÓN POLÍTICA
DEL H. CONGRESO DEL ESTADO DE SINALOA.
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