Hace muchos años, entre 1572 y 1631, vivió un poeta quién fuera diputado en el Reino de Inglaterra; fue un humanista comprometido con la historia, me refiero a John Donne, mismo que se preguntara ante cierta indiferencia social: ¿Por quién doblan las campanas? Interrogante novelada en el siglo XX por el escritor norteamericano Ernest Hemingway, a propósito de la Guerra Civil Española, al imprimirla como título de su famosa novela publicada en 1940; en esta obra, título y epígrafe, son recreaciones literarias de lo que había escrito el diputado, John Donne, siglos atrás:
¿Por quién doblan las campanas? Ningún hombre es una isla entera por sí mismo
Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida,
como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta,
Porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por
quién doblan las campanas; doblan por ti.
En la línea del poeta John Donne, Carlos Marx –en el siglo XIX, hizo suya una expresión latina para darle sentido a su filosofía y a su idea de política: Nada humano me es ajeno; expresión convertida en concepto de solidaridad y el compromiso ético con la humanidad.
¡Cuánta belleza humana supone la política en esta perspectiva filosófica! Bajo estas premisas,
Compañeras Diputadas, Compañeros Diputados:
Años, hace muchos años, miles de seres humanos, en la calle o en el silencio, en el martirio o en la muerte, soportando la discriminación o peleando derechos, miles de seres humanos luchan con valentía por el reconocimiento a su dignidad humana, por la libertad, por el reconocimiento a la orientación sexual y la identidad de género, por el derecho, al igual que el resto de la humanidad, a amar con libertad en un marco de plenos derechos, ahora ya reconocidos por la Organización de las Naciones Unidas, y también por la Constitución General de la república mexicana y por la Suprema Corte de Justicia de México.
Sí, detrás de la discusión y debates en torno al Matrimonio Igualitario, hoy puesto ante este pleno para su discusión y resolución, palpitan seres humanos, iguales ante la ley y ante la vida como todos ustedes y todos nosotros. Ante la ley, por derecho propio, y ante la vida por la naturaleza misma. Y más aún con todo respeto a todas las religiones ¿Qué acaso todas las criaturas no son obra de Dios, con los mismos derechos para ser felices?
Y para quienes hablan de un Estado laico, esencia de la Constitución mexicana y por ende del Estado mexicano mismo, cabe interrogarnos: ¿El Estado debe imponer políticas administrativas y legales a la vida privada de los individuos? ¿Si dos seres se aman porque imponerles formas al amparo de una falsa moralidad?
En Sinaloa como en México, una gran minoría, cursa situaciones de discriminación por su orientación sexual e identidad de género; muchas familias, miles, así lo viven, justo por ello, humana y políticamente, permítanme una pregunta para retorcerle el cuello a la indiferencia o más aún a la discriminación, con el cubano Nicolás Guillén, afirmo y pregunto:
Mire la calle
¿Cómo puede usted ser indiferente a ese gran río de huesos, a ese gran río de sueños, a ese gran río de sangre, a ese gran río?
Digámoslo claro:
POR EL PLENO RECONOCIMIENTO DE LOS DERECHOS HUMANOS, EL MATRIMONIO IGUALITARIO DEBERÁ CONSAGRARSE EN LA LEGISLACIÓN DE SINALOA
Compañeras Diputadas Compañeros Diputados:
Tenemos la oportunidad, histórica, no para reducirnos a ser testigos conmovidos por la situación ante descrita, sino para asumirnos como políticos activos legislando por la consagración de un Derecho Humano, el matrimonio Igualitario y, generar así, condiciones legales para que todos los sinaloenses puedan encontrar cauces legales para su realización y felicidad; para que todos seamos iguales ante la ley. Todo mundo tiene derecho al amor con pleno reconocimiento legal, si así lo decide libremente. Hagamos historia en correspondencia a la afirmación de los derechos humanos. Tenemos esta oportunidad, hagamos historia.
El Grupo Parlamentario de MORENA se pronuncia por legislar en favor del Matrimonio Igualitario; respalda así el Dictamen de las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales y Gobernación, Derechos Humanos y Equidad, Género y Familia.
Se trata de una Derecho Humano. Los derechos no se votan, se asumen. Sinaloa está llamado a cumplir con los preceptos constitucionales de México, Ley Fundamental que rige la vida nacional; se trata de elevar la Legislación Local al sentido que consagra nuestra Carta Magna. Pero no sólo eso. Es necesario asumir a plenitud los Tratados Internacionales de los que México forma parte, Tratados donde se reconoce los Derechos Humanos, entre estos lo concerniente a al Matrimonio Igualitario. Especialmente la Declaración de la ONU sobre orientación sexual e identidad de género. La declaración condena la violencia, el acoso, la discriminación, la exclusión, la estigmatización y el prejuicio basado en la orientación sexual e identidad de género.
También condena los asesinatos y ejecuciones, torturas, los arrestos arbitrarios y la privación de derechos económicos, sociales y culturales por estos motivos. México ya lo asumió en su Constitución General, y la Suprema Corte de Justicia ha sido garante de los preceptos constitucionales a propósito de los derechos humanos reivindicados por la ONU, el movimiento LGTBI y una gran diversidad de fuerzas sociales y políticas. Sinaloa está convocado a transitar al reconocimiento legal del matrimonio igualitario. Asumir los Derechos Humanos es parte del proceso de interculturalidad en correspondencia a la globalización de la economía, la política, la legislación, y la cultura por ende. Reivindicar la presencia de México en el mercado mundial, y declararse muy modernos, pero negar los derechos humanos en cuanto la orientación sexual e identidad de género es el mayor contrasentido a la cultura mundial y significa las posiciones más conservadoras en agravio a la humanidad.
Para nosotros no se trata sólo de una cuestión de legalidad o constitucionalidad, pero también es por este importante motivo que lo apoyamos.
Desde esta perspectiva, resulta más que evidente que en la legislación sinaloense, desde septiembre de 2014, no existen definiciones de matrimonio ni concubinato porque las que contempla el Código Familiar fueron declaradas inconstitucionales por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en su sentencia correspondiente al Amparo en Revisión 263/2014.
La Suprema Corte, máximo tribunal mexicano, declaró inconstitucionales las porciones normativas que decían “un hombre y una mujer” al considerarlas en sí mismas excluyentes, discriminatorias y contrarias al artículo 1° constitucional y a las obligaciones internacionales contraídas por México en cuanto a la no discriminación por motivos de preferencia sexual al limitar el matrimonio y el concubinato a parejas heterosexuales.
Para nosotros la constitucionalidad es el pacto fundamental para una convivencia democrática, pacífica y civilizada.
Sin Constitución viviríamos en la selva.
Sin Constitución no habría Congreso, ni poder judicial, ni poder ejecutivo, ni derechos, ni Estado Laico, ni libertad religiosa.
La Constitución es, pues, el frondoso árbol que nos da sombra a todas y todos los sinaloenses.
De ese tamaño es la importancia de acatar el mandato de la Suprema Corte que obliga a todas las autoridades del estado de Sinaloa, derivado de la Constitución Federal y el Derecho Internacional, adoptado por ella misma.
Una sociedad cada vez más moderna no puede vivir en armonía al margen de la constitucionalidad y ese es el caso de las porciones normativas de dos artículos del Código Familiar sinaloense que representan vacíos legales o silencio normativo que hoy este Poder Legislativo busca subsanar para bien de todas y todos quienes habitamos y transitamos por esta entidad que se esfuerza por ser cada día más libre, tolerante, moderna y democrática.
Pero como anticipábamos al inicio de esta intervención, nuestro respaldo al Dictamen trasciende la mera legalidad, insistiendo en que por sí misma bastaría para sustentar nuestro aval.
Apoyamos el dictamen porque también las modificaciones jurídicas que contiene ayudarán a construir en Sinaloa un ambiente en el que imperen la tolerancia y el respeto a nuestras diversidades.
No más homofobia.
No más violencia ni discriminación.
Contra nadie.
Por ninguna razón.
Ni de género, ni política, ni intrafamiliar, ni religiosa, ni de raza, ni por preferencia sexual.
Porque todo empieza con el lenguaje y, terriblemente, termina en los baldíos, en los propios hogares o a orillas de las carreteras.
La Corte misma nos lo grita en su humanista sentencia cuando dice:
LA EXISTENCIA MISMA DE LAS DEFINICIONES ACTUALES DE MATRIMONIO Y CONCUBINATO EN EL CÓDIGO FAMILIAR DEL ESTADO DE SINALOA TRANSMITEN UN MENSAJE EXCLUYENTE.
EXISTE OBLIGACIÓN POR PARTE DEL LEGISLADOR LOCAL DE SINALOA PARA CREAR O ADECUAR LAS FIGURAS JURÍDICAS PARA BRINDAR PROTECCIÓN A LAS DIVERSAS FORMAS DE FAMILIA.
Es decir, existen diversas formas de Familia, nos recuerda nuestro máximo tribunal, no únicamente la formada por un varón y una mujer.
El Convenio Europeo de Derechos Humanos refuerza este pensamiento moderno al decir:
DEBE ENTENDERSE QUE LA RELACIÓN ENTRE DOS PERSONAS HOMOSEXUALES QUE HACEN UNA VIDA DE PAREJA CONSTITUYE VIDA FAMILIAR.
Al apoyar el Dictamen que se nos ha presentado, el Grupo Parlamentario MORENA apoya también a las Familias sinaloenses.
Pero a TODAS LAS FORMAS DE FAMILIA que libremente elijan.
Para MORENA no es una cuestión de preferencias personales de nadie, toda vez que somos un grupo plural por definición, para empezar integrado por varones y
mujeres, unidos ciertamente por afinidades políticas e ideológicas, pero como todas las personas que integramos este Congreso y quienes nos acompañan y escuchan, libres en el ejercicio de nuestras personalidades.
Lo que el Grupo Parlamentario Morena pretende, más allá de cumplir y hacer cumplir la Constitución, que en sí mismo es un propósito que vale la pena, es que esa libertad quepa en la legislación del estado, es decir, que quepamos todos y todas las sinaloenses sin distingo alguno cuando queramos vivir en matrimonio o concubinato.
Decimos que cuando tengamos la voluntad de vivir en matrimonio o concubinato porque recientemente se ha confirmado la tendencia, cada vez sólida entre la sociedad sinaloense, de hacer vida en pareja al margen de este par de instituciones legales o renunciando a ellas.
Por todas estas razones resulta obligado para este Congreso legislar en esta materia.
Se podría haber optado en mantener los actuales conceptos de matrimonio y concubinato mediante un Dictamen a modo, pero significaría tan sólo una simulación y simplemente retrasar una reforma que es inexorable, porque se mantendrían vigentes el mandato de la Corte y los vacíos legales del Código Familiar que generan incertidumbre jurídica y abusos de poder.
En el siguiente período de sesiones tendríamos el mismo reto, pero agravado porque esta soberanía estaría obligada a presionar al Ejecutivo del Estado, a través del Registro Civil, porque la sentencia de la Corte claramente obliga A TODAS LAS AUTORIDADES DEL ESTADO a darle cumplimiento, permitiendo los matrimonios igualitarios.
Y así sucesivamente…
Con la aprobación de este Dictamen no solamente pondremos a nuestro estado en armonía con la constitucionalidad federal, sino que lo sumaremos a la modernidad nacional, como lo hicieron con México los heroicos liberales mexicanos encabezados por Benito Juárez.
Diputadas, Diputados:
¿A qué Sinaloa aspiran, a uno caracterizado por el humanismo y la igualdad ante la ley o a un Sinaloa caracterizado por la homofobia y la discriminación?
Sumemos iniciativas y votos por un Sinaloa humanista, de plenos derechos para todos; por la observancia de todos los derechos humanos, y por lo tanto el reconocimiento del matrimonio igualitario en la legislación local.
Por el pleno reconocimiento legal a los derechos humanos, por la armonización de la legislación local a los preceptos constitucionales consagrados en la Carta Magna de la nación; por el matrimonio igualitario, por la gente, por humanismo, porque me encuentro unido a toda humanidad, nunca preguntes por quién doblan las campanas, doblan por ti.
Es cuanto, Señor Presidente.
Palacio Legislativo, a 18 de junio de 2019.
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