Otra historia se escribe, hoy rendimos, como Poder Legislativo, en el contexto del Día Internacional de la Mujer, merecido homenaje a una mujer que hizo de su canto el canto del pueblo, una mujer que cumplió con la historia.
Un homenaje de esta naturaleza representa la reivindicación de los derechos plenos de las mujeres y de las trabajadoras todas; constituye reiterar nuestro compromiso por la igualdad social.
Somos la Generación Igualdad: por los derechos de las mujeres.
Amparo Ochoa vive en nuestra memoria y en nuestros corazones; su voz, su canto, al oído nos sigue otorgando poesía: Mujer, semilla fruto, flor camino / pensar…es altamente femenino.
Y en su canto convoca rebeldía, tomar la calle, el parlamento, todos los lugares y espacios, sugiere lucha, pensar para trascender socialmente, para hacer la otra historia, la de los plenos derechos de la mujer, libre de toda violencia.
Amar es combatir, dijo Octavio Paz, y porque amamos la vida a combatir estamos convocadas.
Amparo Ochoa significa convocatoria para mantener en alto las banderas inherentes a su canto y su compromiso social; Amparo Ochoa, en actitud histórica, supo asumir su canto y su guitarra para contribuir por un mundo más humanizado, un mundo de amor. Sus canciones tienen sentido y vigencia.
Personalmente no conocí a Amparo Ochoa, he escuchado sus canciones, he abrevado de su canto, tengo la fortuna de contar con amigos que la conocieron y me han compartido que la distinguía la sencillez en su forma de ser, solidaria con el pueblo y sus luchas, México lo sabe, Centroamérica lo sabe, lo saben los nicaragüenses y Latinoamérica en los momentos de gloria de la lucha sandinista, muy humana era nuestra homenajeada.
El humanismo solidario caracterizó su canto y su compromiso. Parafraseando a Pablo Neruda vale pensar su voz:
Quede constancia aquí que ninguna causa del pueblo pasó cerca de mí sin compartirme. Y que metí la cuchara hasta el codo en una adversidad que no era la mía, en el padecimiento de los otros.
Mujer solidaria, esa fue su línea: estar con el pueblo y con la izquierda. La catedral de Culiacán es insobornable testigo del canto de Amparo Ochoa, en 1988, acompañó con su canto y su compromiso, a Heberto Castillo, en la lucha de izquierda por la transformación social de México.
Y de las cuentas que hay que rendirle a Amparo Ochoa tendríamos que decirle que la historia ha cambiado, le podemos decir, por ejemplo, las fuerzas que se mantuvieron indiferentes ante la pobreza y la desigualdad que ella vio y compartió, ya no están en la presidencia de la república, otra historia empieza a escribirse; y le diríamos también que el dolor por los agravios de lesa mujer, por cientos, miles de mujeres asesinadas, ha crecido, los feminicidios se han multiplicado; la violencia y el acoso sexual son parte de la cotidianidad que lastima y ofende a la mujer, en México y en el mundo; le diríamos que nuestras mujeres trabajadoras domésticas muchos de sus derechos son negados, que nuestras jornaleras agrícolas son sometidas a la explotación en las tomateras de Sinaloa; le compartiríamos también que, a pesar de esa adversidad, hemos crecido política y culturalmente, que ante la violencia contra la mujer, los días de ayer y antier en más de sesenta ciudades del país miles de mujeres tomaron la calle y dejaron sus actividades reclamando derechos y combatiendo todo tipo de violencia.
Por eso decimos:
Ni una más. Vivas nos queremos, y mientras en el país, y en el mundo, la violencia contra nosotras sea normalizada y tolerada, no habrá nada que celebrar, la lucha sigue. No más violencia, no más crímenes contra las mujeres, no más violencia intrafamiliar, no más acoso laboral y sexual, basta, es nuestra decisión y nuestra rebeldía.
Rendirle homenaje In Memoriam a una sinaloense como Amparo Ochoa es una forma de conmemorar el Día Internacional de la Mujer, pensar y comprometernos con la historia de las obreras que nos legaron luchas y sacrificios, las mujeres que lucharon en los siglos XIX y XX por mejores salarios, reducción de la jornada laboral y libertades políticas; es mantener en alto las utopías y las luchas de Clara Zetkin y de Rosa Luxemburgo; es reivindicar los sueños y luchas de Juana Inés de la Cruz, de Leona Vicario, de nuestras mujeres en la revolución, de Lourdes Martínez Huerta y otras, muchas más; significa reivindicar la lucha por la igualdad social: salarios justos, jornadas laborales que dignifiquen el trabajo, trabajo y salario igual para labores equiparables de hombres y mujeres; representa, este homenaje, reivindicar a las jornaleras agrícolas de Sinaloa.
Ahora el movimiento feminista crece en el mundo, México es parte de esa emergencia, y en su seno palpitan las causas más nobles, justas y humanas; en el feminismo humanista anida y crece la emancipación de la mujer, la liberación de la explotación y la violencia.
No puedo concluir sin recordar a las mujeres que el 25 de marzo de 1911 murieron bajo el incendio perverso de una fábrica textil en Estados Unidos, como no puedo soslayar el incendio de una empresa en Culiacán el 9 de noviembre de 2010 donde murieron bajo ese fuego inmoral, motivado por la avaricia y la ganancia, seis mujeres sinaloenses sometidas a la más brutal explotación. Me permito recordarlas:
Ariana López Soto, 24 años
Carmen Selene Moreno Zazueta, 36 años
Verónica Picos Bastidas, 22 años
Claudia Yaneth Bernal Delgado, 25 años
Rosa Imelda Félix Gamboa
Karla Judith González Zapata,
Murieron siendo víctimas de la violencia del capital.
Por ellas, y por la memoria de las mujeres víctimas de los femenicidios, ruego a ustedes guardar un minuto de silencio.
(……..)
Ni una más. Nunca Más!
La lucha de las mujeres es la lucha por la otra humanidad, por un mundo de amor, donde la gente sea feliz, y en esta lucha, siempre, siempre, nos acompañará Amparo Ochoa y su canto.
Culiacán, Sinaloa, a 10 de marzo de 2020
DIP. GRACIELA DOMÍNGUEZ NAVA
PRESIDENTA DE LA JUNTA DE COORDINACIÓN POLÍTICA
DEL H. CONGRESO DEL ESTADO DE SINALOA.

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